NO NECESITO GRITAR

Intolerancia, corrupción, discriminación, desigualdad, injusticia, indiferencia, ignorancia, difamación, agresión, experimentación, confusión, distorsión, perversión.

Palabras salidas de los últimos minutos del noticiero matutino.

¿Hasta dónde vamos a llegar?

A veces siento que estoy dentro de una película con un mal guión y pésima producción, y lo cierto es que la realidad no puede ser mas cruel y que no puedo cambiar el canal o levantarme de la butaca y escapar de la sala de cine.

Mientras esto sucede, me encuentro sentada al lado de la ventana observando como empieza a cambiar el paisaje, las flores se mezclan con el revoloteo de los pájaros, las vacas y los caballos que pastan, respetan sus espacios y cada uno vive con su condición.

Supuestamente son seres con mentes muy inferiores a las del ser humano y sin embargo saben lo que son y lo que pueden hacer. No planean el desprecio por si mismos, ni lo ejecutan.

¿Por que los seres humanos no podemos seguir esa sincronía de la naturaleza?

¿Por que queremos imponer nuestros criterios, sin importar que sean correctos o equivocados, sabedores de que no constituyen la verdad absoluta?

He notado que el que menos razón tiene, es el que grita más fuerte. Gritando han logrado cambios por demás absurdos. Han podido modificar la percepción que muchas personas tienen sobre situaciones y condiciones. ¿Acaso los principios son modificables? ; ¿Es necesario modificar el hábitat, la sexualidad, la alimentación de los seres vivos?

Ya nadie quiere ser lo que es, cada vez hay más personas inconformes consigo mismas. El niño quiere ser adulto, el adulto quiere ser joven, hombres y mujeres queriendo cambiar de sexo, madres que no quieren tener hijos y se deshacen de ellos, hijos que reniegan de sus padres y rechazan sus orígenes.

Esto ha provocado otro tipo de situaciones como son los vientres de alquiler, comercio de órganos, trata de blancas, niños y niñas con dos o cuatro madres, pero sin padre aparente, seres nonatos desechables o aptos para el comercio de células madre, de órganos con poco uso o desgaste, conejillos de indias para la ciencia, clonación de seres humanos, etc.

En resumen, la cosificación del ser humano. Producto desechable en cuanto no me sirve para lograr mis objetivos, alcanzar mis ideales o mi felicidad.

El mensaje es muy claro. Hay que gritar para confundir y lograr aceptación. La influencia actúa buscando eso, que no se quiera ser, lo que se es. Hacer presa fácil al inconforme, al inseguro o al ignorante.

Me viene a la mente aquel día donde debido a una fuga de agua al interior de mi casa, hubo que cambiar el piso estropeado. La vendedora de la tienda de pisos, me mostró tal cantidad de opciones, que me dejaron desconcertada. Al notarlo, me dijo: “¿Así, o la sigo confundiendo más?”. De la misma manera, la gran cantidad de opciones sin rumbo dificultan la toma de decisiones que impactan nuestras vidas.

No es la cantidad de información, ni la amplia gama de opciones lo que nos da sentido en la vida. El razonamiento sobre bases claras, de probados resultados a través del tiempo, ayuda a tener claridad, sin necesidad de acudir a Google.

Me queda claro que eso les sucede a muchos con frecuencia. Ante tantas y tantas opciones para elegir el tipo de vida a llevar, se cae en el engaño de que se puede elegir lo que se «puede o quiere» ser. Al final, terminarán sin tener idea de quiénes son, ni que son, ni a donde van, ni para qué. En vez de armar el rompecabezas de la vida, viven la vida de la pieza. En realidad, siempre serán parte del todo, pero no sabrán en dónde colocarse, ni que parte son, ni si son complementarias, ni si son parte de un todo. Alienados en soledad, sin saber el sentido de su existencia. Vivir en un mundo de confusión para empezaran a gritar.

Desde luego que no sugiero que se viva en la ignorancia. Al contrario, soy una fiel defensora del conocimiento, instrumento básico para no ser manipulable. Me refiero a que se ha provocado confusión en muchas personas por el exceso de información, con carencia de formación.

No se debe escuchar únicamente a los que gritan, por el simple hecho de que lo hacen, por lo elevado del volumen en que gritan o la frecuencia en que lo hacen. En vez de ello, hay que aprender a escuchar a aquellos que tienen la razón. A los que fundamentan, a los que se preparan, estudian, y no se dejan llevar por la corriente equivocada. Hay corrientes que guían hacia lo positivo, donde la razón predomina sobre la reacción.

Las corrientes gritonas son precisamente las que provocan odio, intolerancia, ofensa y discriminación.

No se puede ir contra natura, se es, lo que se es. Hay una razón para nacer como se nace. Todo lo demás es comportamiento. Si no me acepto, si no apruebo mi naturaleza, si me crea conflicto interior, si percibo una disociación, ¡hay que pedir ayuda! En algunos casos, los seres humanos realizan inmensos esfuerzos por querer cambiar la naturaleza con argumentos sin fundamento. Podré cambiar mi apariencia, pero no mi esencia, ni mi información genética, ni mi ADN.

Todos hablan de igualdad de derechos, pero nadie habla de igualdad de obligaciones.

Entiendo que lo que expongo puede llegar a provocar mucha agresión y desacuerdo con mucha gente, pero lo siento mucho. La alquimia en la sexualidad es tan real como en el oro.

Yo también tengo derecho a dar mi opinión y a que ésta sea respetada, no necesito gritar, pero tengo la obligación de decirlo.

 

Mi opinión también cuenta.

 

Practico la tolerancia y el respeto, y espero lo mismo. Invito también, a quien opine diferente, a que lo exponga con la misma franqueza, como lo hago aquí, respetuosamente.

Tomemos en cuenta que algún día la naturaleza nos va a pasar la factura y no tendremos como pagarla. Ya ha habido claras muestras de esto…