Las Amigas Jodonas

 

Como habrán notado.

Hace tiempo que dejé de escribir. Por motivos de salud, dejé de hacerlo, pues la concentración me abandonó y las ideas se me han de haber escabullido por alguna jeringa desechable, una herida o en un parche.

Por alguna razón que desconozco, algunas de mis amigas se acuerdan que me gustaba escribir, y lo mas extraño es que aparentemente disfrutaban de leer el contenido de aquellas líneas.

Hacíendo un esfuerzo por reactivar mis neuronas y coordinar pensamientos, me puse a trabajar sobre su petición, sin mas tema que el de la insistencia de mis amigas, a quienes agradezco su molesto e insistente apoyo.

Confieso que el padecer una y otra enfermedad a lo largo de mi vida, ha servido para filtrar de una manera precisa a mis amistades. La verdad aflora durante los episodios difíciles. Las intenciones y los afectos superficiales, se van junto con el sudor de una fiebre o con un par de analgésicos de marca.

Las amistades, si son genuinas, perduran, mientras que las genéricas o similares, tal vez lleguen a ser placebos. Lo mismo pasa entre los miembros de las familias. Me viene a la mente, el añejo dicho que reza que “los lazos sanguíneos nos hacen parientes. Las lealtades construyen familias”.

Escoger un tema para escribir, es como cuando tienes que escoger el menú de la comida del día sin tener hambre y aún así lo preparas. Todo mundo tendrá algo “importante” que hacer, mientras que lo mío ni siquiera será digno de considerarse esfuerzo. Estoy hablando de personas que me aman. No repelo, me ubico.

Dicho lo anterior, creo que empiezo a tener «hambre” de escribir. No hay horario, no debe esperarse agradecimiento del lector, es una actividad limpia y el lector puede escoger si lee, si le interesa o no. El escoger el tema, se asimila a escoger el menú de la comida en casa.

Hay que hacer el esfuerzo por sazonar lo que se escribe, que sea fácil de preparar y de digerir. Que no sea basura y que no le haga daño a nadie. Que una vez después de haberse leído, haga provecho y que permanezca el buen sabor. Que el lector quiera seguir consumiendo.

Ya que el cuerpo no me dá para escribir, intentaré escribir desde el alma. Ahí donde viven en mí “las amigas jodonas”, las que inspiran mi cariño, con las que me divierto, con las que he crecido sin importar su edad o la mía.

Gracias a ellas no me he derrumbado ni me he ahogado en el intento de sobrevivir, cual conejillo de indias a los multiples diagnosticos, acertados o adivinados o en su defecto inciertos de la legión de médicos que he visitado.

A esas amigas, gracias por no soltarme y por estar intentado, llamando, escribiendo mensajes  e insistiendo con esta pregunta ¿donde está mi artículo?, Bueno, agarra tu manita y escribe……., ¿que me vas a mandar?, ¿mi reporte?, ¿mi artículo escrito?

¿que no saben que no me siento bien?,¿no lo entienden?

Mi malestar es constante, y no me da la mente para nada. Tengo neblina cerebral, me siento acosada.

Pues bien, me di cuenta que esa insistencia, es la forma de decirme te quiero, no te suelto, te valoro, me gusta que lo haces, disfruto tu escritura, eres inteligente, y sobre todo es la mejor forma de decirme, te soy leal y no me gusta verte así.

La idea del nombre de este artículo, vino exactamente por una de ellas que de plano así me dijo.

«Escribe lo que sea, aunque sea sobre las amigas jodonas».

Y sé amiga, que tu sabes quien eres y en este momento te has de estar riendo al leerme. Y te lo agradezco.

Esta bien, te hice caso y por lo menos empezaré a escribir aunque sea poquito.

Pido una disculpa porque a lo mejor a alguien le parecera de poco gusto el nombre del artículo, pero así fue y no puedo cambiarle el nombre a la frase que provocó mi inspiración. Le debo lealtad a quién me empujó a hacerlo.

Me despido prometiendo no ausentarme tanto tiempo del tablero de la computadora.