Es necesario dotar a los hijos de una sensibilidad social, de un sentido de superación personal y de una proyección social profunda. Educar a un hijo implica prepararlo para desarrollarse en la sociedad que le ha tocado vivir, y ser capaz de modificarla en lo que pueda, a fin de hacerla más justa, más noble y más próspera.
La familia es la fuente y el fundamento de toda sociabilidad humana. Nacemos en el seno de una familia y por eso, es preciso cuidar con esmero la calidad de las relaciones familiares.
Si los padres somos sensibles a los diferentes caracteres de los hijos y respetamos su individualidad, seremos capaces de hacer que nuestros hijos vean en cada miembro de su familia y de la sociedad, a un ser digno de respetar y de querer.
Como individuos y como padres debemos enseñar a tolerar las fallas de los demás e invitarlos a la superación personal por medio del respeto.
Los padres somos los responsables del modelo de sociedad que los hijos formen en su mente. Padres conflictivos, harán que el hijo conciba una sociedad agresiva, desmotivada o cruel. Padres responsables, harán que los hijos creen una sociedad de valores humanos, una sociedad racional que ilustre la mente, suavice el temperamento, alegre el ánimo y promueva la convivencia benéfica.
Los seres humanos somos por naturaleza seres sociales y no podremos vivir ni desarrollar nuestras cualidades sin relacionarnos con los demás. La persona que desarrolla sus cualidades individuales, aumenta el patrimonio de valores de la sociedad a la que pertenece.
Es responsabilidad de todos trabajar en función de mejorar la sociedad proponiendo a los hijos el estudio y la preparación para favorecer el avance cultural, el trabajo honrado puesto al servicio de los demás; unirse para establecer la paz social; sensibilizar la conciencia a fin de sentirse hermanados con otras razas; inculcar el espíritu de respeto y de solidaridad.
No se puede ser un buen ciudadano sin una solida formación y proyección social. La familia debe preparar a los hijos a través de tareas familiares y responsabilidades graduales para aprender a integrarse a la sociedad. Tareas comunes de acuerdo a su edad, poner la mesa, lavar los platos, sacar la basura, etc.. tareas que son en beneficio de la familia y no de él mismo únicamente.
La educación para vivir en sociedad se da a través de la renuncia del egoísmo, y el anhelo de servir a los demás, respetando las normas de civismo y de bienestar social, normas de urbanidad y de cortesía.
Los valores sociales, son vitales para la armonía y progreso de los pueblos.