LOS ABUELOS

 

Cuando somos jóvenes, creemos que nunca nos haremos viejos. Sin embargo, los años van pasando sin darnos cuenta.

Un día, mientras hablábamos con nuestros hijos, empezamos a relatar anécdotas que vivimos hacía 20 o 30 años. Reflexionando, nos dimos cuenta que la vida también ha ido pasando para nosotros.

Los hijos han crecido.  Ahora ellos son padres, y en consecuencia, nos hemos convertido en abuelos.

Para los pequeños, generalmente, los abuelos son las personas que les llenan de cariño. Mas allá de lo que los nietos hagan, ellos siempre van a defenderles y a brindar su protección.

Cuando los nietos visitan a los abuelos, ambos se llenan de alegría. Además, es una gran oportunidad para que los abuelos compartan con sus nietos las experiencias y anécdotas que han vivido durante su vida.

De esa forma se transmite la memoria familiar, se nutre la identidad, hay una inmersión en las generaciones que anteceden, lo que ayuda a dar luz sobre el origen, se percibe la trascendencia hacia atrás y se marca ésta hacia el futuro. Queda claro que los ahora nietos,  lo comunicarán a sus hijos y tal vez a los hijos de éstos.

Le pregunté a un sobrino sobre su idea de lo que representan pare él los abuelos.  Me contestó:»en la casa de mis abuelitos, los papás de mi papá, siempre tienen leche y galletas, besos y abrazos, no me castigan, y casi todos mis deseos son cumplidos».

Los padres se preocupan por educar a los hijos y formarlos como personas de bien, mientras que los abuelos ya no tienen esa preocupación. Ahora se dedican a disfrutar a sus nietos. Sin embargo, el ejemplo será trascendental.

La importancia de visitar a los abuelos significa que no importa la edad que se tenga, los lazos de amor y respeto a los padres subsiste. La edad puede disminuir la capacidad de las personas, pero nunca la de amar. Además, la dignidad no disminuye ni termina.

El ejemplo que los padres dan al cuidar a los suyos, marca a los pequeños y les deja claro, que dentro de algunos años, ellos habrán de cuidar a sus padres, mermados por el paso de los años. La responsabilidad no termina. El cariño no debe faltar.  Los niños alegran a los abuelos y les regalan la satisfacción de la trascendencia.

Es necesario que los abuelos sean una parte activa dentro de la dinámica familiar. De esta manera los hijos aprenden a respetar a los ancianos. Repito, así responderán cuando los que ahora son sus padres, lleguen a estar en edad avanzada.

Todo el ejemplo que yo pueda dar a mi hijo sobre brindar respeto a las personas mayores, servirá para la madurez de éste.  Aprenderá que los ancianos son personas de respeto, que tienen una sabiduría que no se aprende en los libros, y que no son personas que estorban.

A los abuelos y a las personas de avanzada edad en general, debemos acompañarlos, terminando con ello con su soledad. A nadie, sin importar su edad, le gusta estar solo siempre.  

Es frecuente que esto se acentúe, como consecuencia de que muchos de los seres queridos de los ancianos, amistades y parientes ya han muerto, lo que los llena de tristeza.

Debemos de acompañarlos y hacerlos sentirse útiles, pidiendo algún consejo u orientación.  Hay una vieja conseja que escuché por ahí… “abuela que no malcría, no merece ser llamada abuela, sino tía”…

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